Un homenaje a la tradición, a la familia y a los grandes vinos de la Ribera del Duero.

“El legado de una vida” no es solo un eslogan, sino la expresión más sincera de lo que somos: una familia unida por la tierra, el esfuerzo y la pasión por el vino. Durante cuatro décadas y media hemos trabajado con dedicación en Pedrosa de Duero (Burgos), convencidos de que en nuestras viñas latía algo más grande que una cosecha: una forma de vida.

Un aniversario lleno de historia, arte y emoción

El pasado 20 de junio, celebramos en nuestras instalaciones el 45º aniversario de la bodega. Bajo el lema “El legado de una vida”, más de 400 personas —incluyendo autoridades como el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, el arzobispo de Burgos, Mario Iceta, distribuidores, importadores, prensa, amigos y colaboradores— nos acompañaron en una jornada que quedará para siempre en nuestra memoria.

Organizamos visitas al viñedo y la bodega, espectáculos de música y danza, y un emotivo homenaje con los fundadores y la segunda generación familiar. Como broche final, presentamos una edición especial conmemorativa:

Viña Pedrosa Gran Reserva 2019 “45 Aniversario”, una producción limitada de 2.000 botellas nacida de viñas de más de 60 años y criada durante 24 meses en barricas de roble francés y americano. Una añada excelente que refleja equilibrio, frescura y carácter frutal.

Una edición especial que representa nuestra identidad

Esta botella no es solo un vino; es una declaración de principios. Encierra todo lo que defendemos desde nuestros inicios: autenticidad, arraigo, respeto por el viñedo y pasión por lo que hacemos. Es el fruto de una historia compartida, y también una mirada al futuro.

El arte como expresión del legado

En esta celebración también quisimos dar espacio al arte. El escultor burgalés Cristino Díez creó una obra conmemorativa que dialoga simbólicamente con el vino desde la idea de permanencia. Porque tanto el arte como el vino —como el legado— tienen la capacidad de trascender el tiempo y emocionar.

En esa misma línea, establecimos un vínculo con el yacimiento de Atapuerca, símbolo de los orígenes humanos. Esta conexión refuerza nuestro mensaje: el verdadero legado nace de lo que permanece, de lo que se transmite y emociona generación tras generación.

Raíces firmes, mirada al futuro

Durante estos 45 años, hemos demostrado que es posible crecer sin perder las raíces. Lo hicimos con la ilusión de quedarnos en nuestro pueblo y vivir de lo que amábamos. Muchos se marchaban, pero nosotros apostamos por quedarnos, por la calidad y por el vino.
Hoy, seguimos comprometidos con esa visión, ahora de la mano de la segunda generación.

Creemos en la sostenibilidad, en la innovación consciente, y en que el futuro solo es posible si se construye con respeto hacia el pasado.


“Queremos que las próximas generaciones sientan el mismo orgullo que nosotros al mirar atrás. Que el vino siga siendo motivo de encuentro, de celebración y de vida. Porque los verdaderos legados no solo se heredan. Se comparten.”


Les compartimos las fotos del evento: (estamos añadiendo más fotos)

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SALÓN: ACTO CONMEMORATIVO Y COMIDA

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