Tim Atkin puntúa los vinos de Viña Pedrosa

Mostrando la estructura y el bajo pH que parecen venir con el terroir de la Finca El Otero, situada a 890 metros en Pedrosa de Duero, Cepa Gavilán es un tinto de entrada impresionante de la bodega Pérez Pascuas. Denso, estructurado y refrescante a la vez, tiene aromas de roble americano y francés, sabores de zarzamora, ciruela y regaliz, taninos nervudos y un final afilado

Finca La Navilla se asienta sobre suelos arenosos -los pinos del viñedo lo delatan- y es uno de los vinos más “elegantes” de la gama Viña Pedrosa, según Nuria Peña Albillo.
No deja de ser un vino concentrado y robusto, con aromas tostados y de especias avainilladas, fruta de ciruela y mora, un 50% de roble francés nuevo y una espina dorsal tánica.

Es tal su concentración y potencial de envejecimiento, que es casi un crimen abrir un vino como este Reserva en su juventud. Aún así se hace complicado mantener las manos alejadas del sacacorchos más cercano.
Elaborado con Tinto Fino de la Finca Prado El Carril, a 843 metros de altitud, tiene una concentración, energía e intensidad asombrosas, con sabores a grosella negra, arándanos y ciruela damascena, mucho roble especiado francés y americano y un núcleo de taninos.

El Viña Pedrosa Gran Reserva presenta uvas Tinto Fino procedentes de tres fincas diferentes – Carraguzmán, Cerro Viejo y Fuentenogal – con una crianza a partes iguales de 50% de madera nueva francesa y americana.
Hecho para envejecer en botella, es floral, estructurado e intenso, con una capa de taninos, mucha acidez, frutos rojos y cerezas negras, roble con especias de pastelería y un fondo balsámico.

El vino insignia de Pérez Pascuas procede de los suelos arcillosos y calizos de la Finca Valtarreña, situada a 838 metros de altitud en Pedrosa de Duero.
Criado en una combinación a partes iguales de barricas francesas y americanas, el 60% de ellas nuevas en botella, pero que ya empieza a abrirse, con matices balsámicos y sabrosos, densos y regaliz y un final calcáreo.